Suena el despertador pero yo ya llevo un buen rato
despierta, es mi primer día en producción y apenas he conseguido dormir esta
noche.
Me levanto despacio de la cama, intentando no hacer
ruido para no despertar a mi hermana y mi madre que todavía duermen. Me meto en
la ducha y rápidamente cae el agua templada por mi cabeza. Hoy me espera un día
muy largo y no puedo permitirme el lujo de perder el tiempo adormilada, todo
tiene que salir perfecto. No solo es mi primer día de clases, también me voy a
mudar a Madrid para poder vivir junto a tres grandes amigas, el sueño de toda
mi vida.
Cuando salgo de la ducha me vuelvo loca intentando
elegir la ropa apropiada y al final termino con unos vaqueros pitillos y una
básica negra, acompañados por una beisbolera y unas manoletinas.
Me preparo un café calentito para terminar de
despertarme y salgo rápidamente de casa con el tiempo justo para coger el
autobús.
El recorrido hasta el instituto se me hace eterno,
tanto tiempo esperando a que llegue este momento y parece que ahora el tiempo
se queda parado. Pero encuentro la solución a todos mis males, conecto mis
auriculares al móvil y un segundo después empieza a sonar Querer es poder a
todo volumen. Siempre que me siento mal o estoy desesperada escucho esta canción
y mis ánimos suben hasta tal punto que con la primera nota lo único que me apetece
es cantar a gritos y bailar como una loca.
Cuando quiero darme cuenta ya me encuentro ante el que
será mi nuevo instituto durante los próximos dos años y en el que todavía no
conozco a nadie. Ese es el mayor de mis temores, me cuesta mucho relacionarme
con la gente a causa de mi vergüenza, pero no por ello me voy a achantar, pienso
reunir fuerzas y hacer de este año el mejor de mi vida, aunque no creo que
pueda envidiar en nada al anterior.
Cuelgo mi mochila en la espalda y bajo lentamente del
autobús, intentando coger las fuerzas necesarias para sonreír a la nueva vida
que me espera.
Llego ante la puerta del instituto, poso la mano en el
manillar y antes de que me de tiempo a abrirla alguien se me adelanta desde
dentro y me atropella, terminando los dos rodando en el suelo. No me puedo
creer que el día empiece con tan mal pie, cayéndome al suelo por culpa de algún
estúpido.
Me he dado un fuerte golpe en la espalda y lo único que
logro ver es un rubiales encima mío que me aplasta. Pero esto es tan solo un
segundo, antes de lograr asimilar del todo lo que esta pasando el rubio ya se encuentra
de pie ofreciéndome la mano para ayudarme a levantarme y mi sorpresa es aun
mayor cuando consigo verle la cara.
-Perdón, lo siento mucho- me dice el rubio cuando por
fin acepto su mano-. ¿Estas bien?- pregunta enarcando una ceja, seguro que al
ver mi boca abierta.
-¿Dani?- es lo único que consigo articular como
respuesta.
-¿Paloma?- pregunta él un segundo antes de estrecharme
entre sus brazos y darme un fuerte beso en la mejilla.
Lo que empezaba como un día corriente de instituto se
ha convertido en una locura total, me encuentro en mi instituto a mi ídolo y
una de las personas que mas aprecio en mi vida y encima me entero de que vamos
a estudiar juntos todo el curso.
-Pues resulta que al final he decidido volver a
intentar estudiar sonido…- me responde sin mucha ilusión.
-Ya veras como este año lo consigues- añado con una
gran sonrisa en el momento en que suena en timbre y toca separarnos-. Luego te
veo.
Me adentro en mi nuevo instituto, que parece sacado de
otro mundo, no conozco a nadie y todo me resulta extraño. Me cuesta encontrar
las listas, pero en cuanto lo hago me dirijo hacia mi clase cuando el profesor
esta a punto de cerrar la puerta.
Me escabullo en el pequeño hueco de la puerta y el
profesor me mira con mala cara mientras me dirijo hacia el primer asiento libre
que encuentro y él se acomoda en su mesa.
-Buenos días muchachos, esta es la clase de producción
y yo seré vuestro tutor en lo que resta de curso- empieza a explicarnos
mientras se lleva las manos a la cabeza para alisarse hacia atrás su grasiento
pelo canoso-. Llamadme Sr. Lozano.
La mañana transcurre lenta entre desconocidos con los
que apenas hablo, me siento incomoda y pequeña en este gran mundo, pero esto es
lo que yo quería así que me tengo que acostumbrar y hacerme un hueco entre la
gente.
Cuando llega la hora del descanso me dirijo hacia la
cafetería para comprarme algo de desayuno, pero nada mas entrar se me hace un
nudo en el estomago al volverme a encontrar con Dani. No es que me ponga
nerviosa cada vez que le veo, sino que se me hace raro encontrármele sin
esperarlo fuera de Auryn, como casi siempre le he visto.
Antes de que me de tiempo a pensar que hacer él ya se
está acercando a mi con una gran sonrisa.
-Hola…- me dice mientras me da dos besos-. ¿Qué tal la
mañana?.
-Rara- suelto un poco brusca, pero es lo único que me
sale de la boca.
-¿No han ido bien las cosas?- me pregunta indeciso
mientras salimos al exterior, finalmente sin comprarme nada de desayuno.
-No es eso…- respondo aliviada por el aire fresco de la
mañana-. Me cuesta acostumbrarme a los cambios y hacer amistades.
-Andaaa- me dice pasándome el brazo por los hombros-,
teniéndome a mi no necesitas a nadie mas- añade y suelta una fuerte carcajada,
a la que yo respondo con otra-. No te rayes que seguro que todo sale bien.
Los minutos nos llevan de una conversación a otra entre
risas, todo esto me resulta extraño porque me siento como si nos conociésemos
de toda la vida, no como si fuese una simple fan. Siento que algo esta
cambiando y me esta mostrando una parte suya que solo conocen sus verdaderos
amigos, estoy a gusto a su lado y me gustaría que el tiempo se parase y
pudiésemos estar hablando eternamente. Pero todo no dura para siempre, el
timbre nos vuelve a interrumpir y tenemos que separar nuestros caminos de
nuevo.
-¿Te veo mañana en el concierto?- me pregunta mientras
nos acercamos a la entrada.
-¿Tu que crees Dani?- le respondo pero él enarca una
ceja ante la espera de una respuesta mas precisa-. Estaré allí sin falta. Adiós
Dani- añado sin muchas ganas dándole la espalda para dirigirme hacia mi clase.
Pero antes de poder desaparecer entre el gentío algo me
lo impide, mejor dicho alguien.
-Paloma- es lo único que dice Dani mientras me agarra
del brazo para que no me aleje y saca un bolígrafo de un estuche de su mochila.
Noto que me empieza a escribir en la mano pero no logro ver que es lo que pone.
Cuanto termina se empieza a alejar confundiéndome con sus palabras-. Luego
hablamos.
No sé que ha querido decir, me quedo confusa en mitad
de un pasillo abarrotado de gente, mirando los números que me ha escrito Dani
en la mano debajo de su nombre. Un momento después salgo corriendo hacia mi
clase para no llegar tarde.
El resto de la mañana vuelve a pasar muy lenta y
aburrida, no paro de pensar en todo lo que ha ocurrido. Ha sido muy raro. Me
vuelvo loca intentando adivinar lo que significaran los números que me ha
escrito Dani y cuando finalmente lo descubro tengo que taparme la boca para no
pegar un grito delante de toda la clase. ¡Dani me ha dado su número de teléfono!
Me parece que estoy viviendo un sueño, nada de esto se
parece a la realidad. Creo que mi ídolo desde hace muchos años se esta
empezando a convertir en mi amigo y no sé que va a ocurrir después de esto.
Finalmente termina el horario escolar y me monto en el
autobús dirección a mi casa, intentando asimilar lo que esta pasando y
haciéndome a la idea de que en unas horas por fin me voy a independizar y a
vivir con mis amigas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario